construímos un "algo"
que no sé ni por donde empezar a describir;
así de la nada a cada paso dado,
teníamos un poco más de vida
en la suela de los zapatos;
nos llevamos mutuamente
al punto G de una sonrisa;
despertábamos en la cama
sentimientos todavía
no encontrados;
iluminábamos verano en Madrid
como si nos creyésemos Navidad;
hacíamos de los silencios
cruces de miradas
y de algún que otro "te quiero",
hicímos de un "sí",
un orgasmo eterno.